LA Voice celebra el Día de la Madre

En honor del Día de la Madre, la Directora de Organización de LA Voice, Yvonne Figueroa, y la Líder de Formación y Clero, la Rabina Jocee Hudson, recuerdan a sus madres y el impacto que tuvieron en su trabajo de organizar comunidades y sus vidas.

Yvonne: Mi mamá nació en un pequeño pueblo de El Salvador en 1957. Ella comenzó a trabajar a una edad temprana para ayudar a mi abuela, que era una madre soltera con cuatro hijos. En 1987, ella emigró al Valle de San Fernando queriendo dejar la pobreza, el miedo, y la violencia de la guerra civil. Crecimos en viviendas de la Sección 8 en Pacoima y aunque era un espacio pequeño para una familia de ocho, era asequible.

Recuerdo dándome cuenta en LA Voice de que yo seguía una tradición de movimientos de inquilinos, contra la pobreza que hicieron posible proyectos de ley y programas como Sección 8 para que mi familia sobreviviera. Mi madre tenía una educación de 6º grado, por lo que el único tipo de trabajo que podía obtener eran bajos salarios. Después de haber trabajado en una fábrica de costura y un hotel, finalmente se instaló en la atención domiciliaria a través de un programa de Servicios de Apoyo en el Hogar financiado por el condado (IHSS). Mi mamá era una gran trabajadora. Además de su trabajo pagado, trabajaba en la casa: cocinaba, limpiaba, era voluntaria en su iglesia y cuidaba a miembros mayores que necesitaban ayuda.

Ella modeló para mí el servicio, la fe profunda y una ética de trabajo duro. También tenía mucho enojo y tristeza. Ella quería una vida diferente para nosotros, nos animó a ir a la universidad, creía que esa sería nuestra única manera de salir de la pobreza.

Jocee: Mi madre nació en Detroit en 1950 y llegó al oeste con su familia a Los Ángeles en 1953. Se mudaron de apartamento muchas veces, tratando de encontrar lugares asequibles para vivir. Mi mamá fue a Hamilton High School y luego a UCLA, tomando el autobús a través de la ciudad para llegar a clases. Siempre había pensado en la historia de mi madre como una historia de determinación personal y perseverancia. Pero, más que eso, la historia de su vida está arraigada en una red de seguridad social que desde entonces ha desaparecido.

Creció en Los Ángeles antes de la Proposición 13, por lo que sus escuelas públicas estaban bien financiadas y el transporte público era de fácil acceso. Mientras enfrentaba el sexismo y la misoginia en la fuerza laboral, también rompió los techos de cristal y allanó el camino para muchas mujeres que vinieron detrás de ella. Cuando estaba creciendo, vi cómo mis padres centraban la vida de nuestra familia en torno a las cenas de Shabat. Mi madre sirvió durante muchos años como presidenta de nuestra sinagoga y enseñó a estudiantes de secundaria en nuestra escuela religiosa.

“Siempre había pensado en la historia de mi madre como una historia de determinación personal y perseverancia. Pero, más que eso, la historia de su vida está arraigada en una red de seguridad social que desde entonces ha desaparecido.”

Yvonne: Una de las historias que siempre recordaré sobre mi madre es cuando nos llevaba a visitar a personas mayores de la comunidad que necesitaban apoyo. Una mujer que visitamos a la que llamamos «Mariyita». No podía caminar, no tenía familia en los Estados Unidos y alquilaba una habitación atrás de una casa. Cuando la visitabamos, mi mamá le llevaba sus bolsas de comestibles, le preparaba comida, limpiaba su habitación, le daba dinero y hacía cualquier otro mandado para ella. Igual de importante, oraba con ella, y era una presencia sanadora para ella. Hay reportes que dicen que los pobres son más caritativos que los ricos. Mi madre era esta persona, siempre nos decía que necesitábamos apoyar a aquellos que eran aún más vulnerables que nosotros. Qué regalo haber visto este tipo de amor a través del servicio.

Jocee: Una de las historias que siempre recordaré sobre mi madre es de mis años de escuela primaria, cuando no había padres disponibles para servir como líder de mi Tropa de Girl Scouts. Cuando parecía que la tropa se retiraría sin alguien que diera un paso adelante, mi madre se ofreció como voluntaria y, durante años, sin quejarse, salió de casa una vez a la semana a las 4:30 a.m., para poder estar en la oficina a las 5:30 a.m. y regresar a mi escuela a las 2:30 p.m., lista para guiarnos en canciones y actividades. Hoy, miro hacia atrás en esta historia, que probablemente alguna vez habría titulado como “Sacrificio”, como una historia de “Sacrificio y privilegio”. Mi madre tenía el tipo de trabajo que le permitía hacer sus propias horas.

“Hay informes de investigación que dice que los pobres son más caritativos que los ricos. Mi madre era esta persona, siempre decía que necesitábamos apoyar a aquellos que eran aún más vulnerables que nosotros. Qué regalo haber visto este tipo de amor a través del servicio.

Yvonne Figueroa y su mamá.

Yvonne: Mi madre fue diagnosticada con cáncer mi último año en California State College Long Beach. Ella no me lo dijo. Temía que si lo sabía, pondría mi título en espera. Una tarde lluviosa y tormentosa, me dijo mi hermana mientras estábamos almorzando. Ella no podía soportar el peso del secreto. Estaba devastada, confundida y enojada. Nunca la confronté al respecto, su salud simplemente declinó y ya no podía ocultarlo. Ella estaba demasiado enferma para estar allí para mi graduación. Fue muy triste para mi no tenerla allí. 

Una de las principales razones por las que me fue bien en la escuela y en la universidad fue por su aliento y su deseo de que yo fuera una «profesional». Intuitivamente sabía que ella quería que tuviéramos opciones y libertad económica. Ella falleció en 2014, solo dos meses después de que me graduara. En 2015, comencé a organizarme con SEIU 2015, el sindicato de trabajadores de atención domiciliaria más grande de California, del cual mi madre era miembro a través de IHSS. Estaba apoyando y luchando junto a mujeres como mi madre por mayores salarios y mejores beneficios. Esa lucha fue personal.

Rabbi Jocee Hudson y sus padres.

Jocee: Mi madre fue diagnosticada con melanoma metastásico en 2009 y murió cinco años después, el 14 de agosto de 2014. En sus últimos años, mi madre regresó a la escuela y obtuvo un doctorado en Liderazgo. Ella tenía 64 años y yo estaba en el tercer trimestre de mi primer embarazo. En sus últimos días, mi madre puso su mano sobre mi vientre y sintió que mi hija, Sela, pateaba dentro de mí.

Mi papá y yo estábamos sosteniendo sus manos mientras ella respiraba por última vez y me gusta creer que un pedazo del alma de mi madre entró a través de mí y en mi hija en esos últimos momentos.

Yvonne: De mi mamá aprendí el poder de la fe. Creyendo que todas nuestras necesidades iban a ser satisfechas antes de que se materializaron. La vi orar mucho, con gratitud, con fe radical, con esperanza, y a veces con desesperación y lágrimas en los ojos. El trabajo de organizar comunidades es difícil y requiere mucha fe y creencia de que todo es posible. La imagen de ella orando todavía me da fortaleza cuando el trabajo se siente demasiado pesado.

Jocee: Mi mamá vivió su vida con el valor de la justicia en el centro. No siempre estuve de acuerdo con sus elecciones, pero fui inquebrantable en mi creencia en su moral. Sé que si ella estuviera viva hoy, estaría con nosotros en nuestra lucha Home is Sacred. Firme en su creencia de que la vivienda es un derecho humano y que todos nosotros deberíamos tener las mismas oportunidades que ella.

Me enseñaron hace mucho tiempo a no pensar demasiado en un regalo del universo. La presencia de mi madre en mi vida, su voz en mi cabeza, su espíritu en mis hijos y su coraje moral palpitando a través de mí, son algunas de mis posesiones más preciadas.

¿Tienes una historia de alguien de tu vida que te haya impactado y tu compromiso con la organización y la justicia? Nos encantaría escucharlo. Por favor, comparta su historia, escrita o grabada, con nosotros aquí.